Bienvenidos a este blog llamado "Cine, rigor mortis" porque rigor mortis estaba cogido. El titulo sólo se debe a que soy una nolstálgica de mi antigua vida en bachillerato de ciencias. Rigor mortis es un estado de rigidez que presentan (o pueden presentar) los cadáveres pocas horas después de la muerte.
Como no se me ocurre cómo hilar dos temas tan dispares como muerte y blog obligatorio de cine (o quizás sí) pasaré a presentaros directamente a Greenaway:
Bien, este señor con cara de susto es el responsable de la elocuente frase "El cine está muerto". Los que atendisteis en bachillerato podréis interpretarlo como un, quizás preocupante, complejo de Nietzsche...
Los tiros no van precisamente por ahí, pero seguro que si alguien se lo propone saca de ahí una tesis doctoral...
El caso es que este simpático señor, después de soltar la perlita deja a la generación que creció con un portátil en la cuna (para los desafortunados aclararé que se trata de nosotros) para que cargue con el peso de las consecuencias.
Supongo que a partir de ahora el objetivo de este blog y de mi "futuro aprendizaje" acerca del tema será desmitificar a este señor y demostrar que no es cierto que el cine posea muerte cerebral... y si no lo consigo (al menos demostrarmelo a mí misma) siempre quedará la opción de las oposiciones y "letrero de brillantes luces" del INAEM.
Ahora por tu culpa tendre pesadillas con la cara de Greenaway mientras duermo en la puerta del INAEM...
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